El papel del adulto durante el juego

 

Las madres de día tratamos de ofrecer un ambiente sosegado que permita a los niños jugar con naturalidad y facilite que puedan concentrarse y disfrutar de su actividad, ya que nuestro trabajo consiste en cuidar, acompañar, ofrecer apoyo y guía, y no necesariamente en divertir y entretener. El juego libre es la ocupación principal en una casa nido, por encima de otras más dirigidas, ya que, como bien dice Catherine L'Ecuyer: “En el juego libre el niño busca naturalmente, por sí mismo, el equilibrio entre los estados de aburrimiento y de ansiedad”. Sin embargo, la posibilidad de que puedan aburrirse o estar un rato sin ocuparse en nada concreto suele preocupar a algunos padres y cuidadores y en ocasiones puede llevarles a proponer y dirigir juegos, sin dar a los niños tiempo a decidir por su cuenta ni a dejarse llevar sin más.

Con ello no pretendo quitar importancia al juego compartido con un adulto de referencia (fundamental para su desarrollo afectivo y para adquirir y afianzar pautas de relación social), ni a la realización conjunta de algún proceso simple, como por ejemplo la elaboración de una receta de plastilina casera, o cualquier otra actividad sencilla, cuando el niño tenga edad suficiente para entenderla y poder seguir los pasos necesarios.

Tampoco quiero decir que todo deba transcurrir siempre con una calma absoluta, ya que los niños suelen ser inquietos y dinámicos por naturaleza. Lo habitual es que se muevan según lo necesiten, con las fluctuaciones propias de sus juegos, alternando momentos de mucho movimiento con otros en los que parecen estar más absortos en una acción concreta, incluso con instantes de aparente inactividad, para cambiar otra vez de tercio al poco tiempo; pero siempre de forma espontánea, siguiendo su iniciativa y su ritmo.

Por todo ello es importante darles libertad para elegir qué hacer y en qué ocuparse, sin planear constantemente a su alrededor haciéndoles sugerencias o corrigiendo sus acciones; de este modo, les damos también la oportunidad de seguir sus propios intereses y además, nosotros podremos conocer cuáles son sus preferencias y gustos personales. Y si en algún momento nos parece que están a punto de aburrirse, pensémoslo dos veces antes de intervenir, tal vez ese paréntesis sea justo lo que necesitan para continuar explorando y aprendiendo, así que no les privemos de ese respiro...